miércoles, 14 de julio de 2021

Cuidado de la salud mental en situaciones de emergencia. PARTE 4

 

Cuidado de la salud mental en situaciones de emergencia.

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Tema 4

Si no puedo resolver mi situación yo mismo, ¿a quién puedo pedir ayuda?

 

En este espacio revisarás información para saber cuándo y a quien pedir ayuda en caso de que la necesites.

 

Al terminar el módulo, se espera que logres:

 

Solicitar ayuda profesional de manera oportuna en caso de no poder controlar por sí mismo las emociones en situaciones de estrés.

 

En la actual situación de aislamiento por la pandemia COVID 19, en un momento de crisis emocional, se debe acudir al médico para que prescriba un tratamiento farmacológico (medicamentos). No es necesario ir al psicólogo y menos al psiquiatra, ellos atiendes únicamente a personas con trastornos mentales severos. La aseveración anterior es falsa.

Justificación: Cuando estamos en una situación de emergencia, identificar a quién debemos acudir para que nos ayude aún es más complicado, porque muchos de los síntomas del estrés son físicos pero probablemente su origen sea emocional. Sin embargo, en este tema revisarás a qué profesional de la salud debes acudir para recibir ayuda.

¿A qué profesional de la salud puedo pedir ayuda?

 

Una de las preguntas que mas nos aqueja y que menos clara tenemos es: ¿cuándo tengo que ir al psicólogo? ¿Cuándo tengo que ir al psiquiatra? ¿Cuál es la diferencia entre ir al psicólogo e ir al psiquiatra?.  Por mucho tiempo se ha estigmatizado la labor de los profesionales de la salud. Sin embargo, es de suma importancia romper los tabúes e identificar la forma en que nos pueden ayudar para atender cualquier situación que comprometa nuestra salud mental y física. Reconocer que necesitamos ayuda profesional es el primer paso para recuperar el bienestar propio y de nuestros seres queridos. Si lo necesitas, pide ayuda.

 

A.- Médico: Normalmente cuando hablamos de síntomas muy fáciles de identificar como dolores de cabeza, fiebre o aumento de la temperatura, golpes o fracturas, es común solicitar ayuda médica. En nuestro país es muy frecuente acudir al médico por presentar debilidad y/o fallas en la concentración.

 

·         1.- Síntomas Físicos: En muchas ocasiones, los síntomas obedecen a causas fáciles de identificar: tener una infección que aumenta la temperatura de una zona o corporal, una fractura que genera un dolor, etc., sin embargo, cuando un síntoma se presenta durante mucho tiempo y no tiene relación específica a algo, es importante aclarar algunas cosas. En especial en el estrés, la tensión continúa tanto física como emocional, no solo se queda en la mente. Usualmente esta reacción al estrés y al trauma se traduce en tensión muscular, la misma que nos prepara para pelear, huir o paralizarnos.

 

·         2.- Síntomas emocionales: Es muy frecuente en nuestro país acudir al médico por presentar fallas en la concentración y/o debilidad. Aún cuando muchos creen que esto es falta de vitaminas y algunos médicos lo tratan enviando multivitamínicos, en realidad lo necesario en estas situaciones es evaluar el estrés.

El estrés agudo produce síntomas agudos o cansancio, sin embargo, se recupera pronto. Por su parte, el estrés crónico o acumulado tiende a generar síntomas más frecuentes y confusos.

 

·         3.- ¿Cuándo acudir al médico?: Cuando identificamos un síntoma claramente relacionado a algún sistema de nuestro organismo y derivado de alguna alteración de la función corporal, es necesario consultar a un médico. Los médicos son profesionales del área de la salud que ejercen bajo autorización legal la medicina.

Se dedican al estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Los síntomas, cuando se presentan en forma continua, crónica o no responden a los tratamientos médicos, deben ser canalizados con especialistas de las áreas de la salud mental.

 

La recomendación general, es consultar en primera instancia al profesional médico general o familiar. Él determinará que es lo más recomendable de acuerdo al grado de afectación o intensidad de los síntomas.

 

B.- Psicólogo: Nuestra salud también es mental. Un profesional de la salud mental podría ayudar en caso de presentar una situación emocional que yo mismo no puedo resolver. Pero quien sería, ¿un psicólogo o un psiquiatra?

 

·         1.- Síntomas emocionales: Cuando percibimos síntomas que afectan nuestra vida diariamente o que particularmente están afectando nuestro comportamiento cotidiano y llegan a hacer más difíciles nuestras actividades, altera nuestros pensamientos, son causa de insomnios ocasionales o generan menor productividad en mis actividades, podría ser necesario solicitar ayuda en el control del estrés.

·        
Muchas veces, síntomas como ansiedad o inquietud, falta de motivación o sentirse abrumado, irritabilidad o enojo, tristeza o problemas para dormir, pueden mejorar si logramos establecer un tratamiento basado en la modificación de la conducta, sin necesitar tratamiento médico.

 

·         2.- ¿Cuándo acudir al psicológo?: A manera de guía general de sugerencias, es momento de acudir al psicólogo cuando:
 

·         Presentas síntomas que no puedes identificar claramente o los identificas dentro de tus emociones (preocupación, modificaciones en el impulso por hacer las cosas, dificultad para ordenar tus ideas o concentrarte o síntomas físicos poco constantes o difusos).

·         Este síntoma cambia, desaparece o disminuye cuando dejas de estar preocupado o aumenta cuando más preocupado estás.

·         Este síntoma es continuo por varios días, por varias semanas.
Has notado que este síntoma no te permite hacer tus actividades como las realizabas antes.

·         Estos síntomas han afectado moderadamente tus áreas de funcionamiento personal, familiar, social y laboral.

 

C.- Psiquiatra: Cuando la intensidad de los síntomas no nos permiten continuar con la realización de nuestra vida cotidiana, es momento de acudir al psiquiatra.

 

·         1.- Síntomas emocionales: En ocasiones el estrés lleva al organismo a momentos en los que no está claro por ninguna razón o ningún medio por que sentirse fatal y no tener fuerzas para levantarse de la cama, aunque solo lleve dos semanas de estrés o preocupaciones, tener continuamente ideas que no se detienen o llegar a sentir panoramas muy desoladores o incluso sensaciones de miedo, persecución al grado tal de no poder hacer las actividades cotidianas, es momento de acudir al psiquiatra.

·         En muchas ocasiones el enfoque del tratamiento consiste en ayuda psicológica y en ocasiones médica.

 

·         2.- ¿cuándo acudir al psiquiatra?: A manera de guía general de sugerencias, es momento de acudir al psiquiatra cuando:

·         Presentas síntomas tanto físicos variados como emocionales que afectan de manera significativa tu funcionamiento en la vida diaria o no te permiten realizar tus actividades o disminuyen tu gusto por vivir.

·         Presentas síntomas tanto físicos variados como emocionales que te generan malestar.

·         Estos síntomas han afectado gravemente tus áreas de funcionamiento personal, familiar, laboral y social.

 

Conclusiones:

 

Con base a lo revisado en el tema, podemos concluir que:

 

Es de suma importancia romper las tabúes e identificar la forma en que nos pueden ayudar para atender cualquier situación que comprometa nuestra salud mental y física.

El estrés agudo produce síntomas agudos o cansancio, sin embargo, se recupera pronto. Por su parte el estrés crónico o acumulado tiende a generar síntomas más frecuentes y confusos .

Los síntomas pueden mejorar si se establece un tratamiento basado en la modificación de la conducta, sin necesitar tratamiento médico.

La recomendación general : consultar en primera instancia es el médico, ya que él determinará que es lo más recomendable de acuerdo al grado de afectación o intensidad de los síntomas.

Reconocer que necesitamos ayuda profesional es el primer paso para recuperar el bienestar propio y de nuestros seres queridos. Si lo necesitas, pide ayuda.

 

 

 

Cuidado de la salud mental en situaciones de emergencia. PARTE 3

 

Cuidado de la salud mental en situaciones de emergencia.

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Tema 3

¿Cómo puedo cuidar mi salud mental?

En este espacio revisarás información para llevar a cabo medidas de auto cuidado y herramientas para la reducción del estrés.

Al terminar el módulo, se espera que logres:

Llevar a cabo las medidas de autocuidado para la protección de la salud mental.

Para tener una salud mental, basta únicamente con dormir, porque el cuerpo se regenera mientras dormimos. Cualquier otra cosa que no sea la auto regeneración del cuerpo no sirve.

La expresión es falsa porque además del autocuidado físico, existe el emocional, social y espiritual.

Tipos de autocuidado.

El autocuidado de la salud mental es muy importante, por lo que a continuación se muestran sus tipos:

·         a.- Físico: Dormir, estiramiento, caminar, liberación física, comida sana, yoga, descanso.

·         b.- Emocional: Manejo del estrés, madurez emocional, perdón, compasión, amabilidad.

·         c.- Social:  establecimiento de límites, redes de apoyo, medios sociales positivos, comunicación efectiva, tiempo juntos (sanan convivencia), pedir ayuda.

·         d.- Espiritual: Tiempo a solas, meditación, yoga, conexión con la naturaleza, diario de experiencias, espacio sagrado (creencias).

 

 

Autocuidado físico.

¿Cómo cuidas de tu salud mental?

A continuación se hacen algunas sugerencias para el autocuidado de tipo físico.

a.- Emociones: Ubica lo que sientes (emociones)

Muchas veces con el estrés sentimos muchas cosas que no entendemos claramente. Es importante echar a andar un escaneo completo para identificar realmente cuáles son las reacciones que el miedo y la ansiedad generan en el cuerpo y con eso identificar los recursos que puedan ayudar a controlarlos.

b.- Sueño: Lo normal para un adulto es dormir entre 7 y 8 horas. Procura seguir estas 10 acciones recomendadas por la World Sleep Society:

·                    Establecer un horario regular para irse a dormir y despertarse.

·                    Si se tiene la costumbre de tomar siestas, no exceder los 45 minutos de sueño diurno.

·                    Evitar la ingestión excesiva de alcohol 4 horas antes de acostarse y no fumar. Evitar la cafeína 6 horas antes de acostarse. Esto incluye café, té y refrescos, así como chocolate.

·                    Evitar los alimentos pesados, picantes o azucarados 4 horas antes de acostarse. Un refrigerio ligero antes de acostarse es aceptable.

·                    Hacer ejercicio regularmente, pero no justo antes de acostarse.

·                    Usar ropa de cama cómoda y acogedora.

·                    Encontrar una configuración de temperatura de sueño cómoda y mantener la habitación bien ventilada.

·                    Bloquee todo el ruido que distrae y elimine la mayor cantidad de luz posible.

·                    Reserve su cama para dormir y el sexo, evitando su uso para el trabajo o la recreación general.

 

c.- Actividad física:

 

 

Jóvenes (5 a 17 años)

Para los niños y jóvenes de este grupo de edades, la actividad física consiste en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias. Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de enfermedades:

·                    Que inviertan como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.

·                    La actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud.

·                    La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Convendría incorporar, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos.

Adultos (18 a 64 años)

Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos a pie o en bicicleta), actividades ocupacionales (es decir, trabajo), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.

Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de enfermedades, se recomienda que:

·                    Los adultos de 18 a 64 años dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.

  • La actividad aeróbica se practicará en sesiones de 10 minutos de duración, como mínimo.
  • Con el fin de obtener aún mayores beneficios para la salud, los adultos de este grupo de edades aumenten hasta 300 minutos por semana la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien hasta 150 minutos semanales de actividad física intensa aeróbica, o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
  • Dos veces o más por semana, realicen actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.

 

Adultos mayores (de 65 años en adelante)

Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos caminando o en bicicleta), actividades ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.

 

 

d.- Alimentación sana: Una dieta sana ayuda a protegernos de la malnutrición y las enfermedades. En todo el mundo la dieta no saludable y la inactividad física son factores de riesgo para la salud. Los hábitos alimentarios inician en la infancia y permanecen durante la vida favoreciendo un crecimiento sano.

·                    La ingesta calórica debe estar equilibrada con el gasto calórico. Las grasas no deberían superar el 30% del total de la ingesta.

·                    Limitar el consumo de azúcar a menos del 10% es saludable, sin embargo para mayor beneficio se recomienda menos del 5%.

·                    El consumo de sal debajo de 5 gramos diarios previene la hipertensión y reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular. La sal debe ser yodada.

·                    Debe incluir frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales.

·                    Al menos 400 gramos deberán ser frutos y hortalizas excepto tubérculos feculentos.

 

e.- Descanso: El descanso es tan importante como la dieta.
Descansar también significa una actividad destinada a relajarse, disfrutar y mejorar el rendimiento

 

Autocuidado emocional.

Al hablar de autocuidado, tenemos que considerar nuestra salud emocional. Con lo anterior nos referimos al proceso en el que promovemos el conocimiento de nuestras emociones y nos hacemos responsables de ellas, para cuidarnos y favorecer nuestro equilibrio. Esto es esencial en nuestro bienestar. Algunas prácticas saludables para nuestro autocuidado emocional son las siguientes:

 

·         Permítete sentir: Muchos problemas son el resultado de pelear contra emociones normales o el no poder reconocerlas.

·         Observa tus emociones: Identifica lo que te hace sentir y trata de identificar las causas de estas.

·         Determina tus necesidades: Antes de pensar en las necesidades de otros, identifica las tuyas.

·         Identifica tus emociones: Si algo te lastima emocionalmente, piensa que siempre tienes la opción de salir de ahí, aún cuando quizá tome más tiempo de lo esperado o de lo que te tome a otros.

·         Pide ayuda: Si mis emociones se encuentran descontroladas o me generan daño, es importante pedir ayuda.

¿Cómo cuidas de tu salud mental?

Darnos tiempo a nosotros mismos, para divertirnos o compartir con las personas con las que nos sentimos bien, nuestras necesidades físicas y emocionales se resuelven con mayor facilidad. Algunas estrategias de autocuidado en nuestro componente social son:

 

·         a.- Mantener la comunicación: Mantener el contacto con nuestros seres más queridos favorece el control de nuestras emociones y puede cambiarnos el día.

·         b.- Tener tiempo para sí mismo: Así como nos hacemos tiempo para trabajar, siempre debemos darnos un tiempo para nuestra relajación.

·         La relajación lejos de ser descanso es una actividad con el fin de eliminar el estrés

·         c.- Promover actividades de interacción: Trabajar en equipo ayuda a escuchar nuevas ideas.

·         Tener nuevas actividades y escuchar nuevas ideas ayuda a mantener activas todas las áreas de nuestro cerebro.

 

·         d.- Externar emociones: Hablar sobre lo que sentimos ayudará. Una forma de entender mejor lo que sentimos es hablarlo con otros. No siempre tiene que ser en un proceso terapéutico, en ocasiones, reflejarnos en otros ayuda a entendernos.

Autocuidado espiritual.

La espiritualidad tiene diferentes significados para cada sociedad e incluso para cada persona. No es únicamente una serie de prácticas rituales o religiosos. La espiritualidad se refiere a la presencia de comportamientos personales que expresan un sentido de relación con una dimensión trascendental o con algo más que el presente y el yo. Algunas estrategias de autocuidado a este nivel podrían ser:

 

·         c.- Medita o imagina:

·         b.- Haz algo por alguien mas:

·         c.- Date tiempo para contemplar tu entorno:

Herramientas para la reducción del estrés.

Si bien, el estrés es una situación que nos mantiene en una incomodidad constante, tampoco quiere decir que tenemos que hacerlo parte de nuestra vida. Existen diversas formas de reducir los niveles de estrés que nos permitirán además de tener una sensación de tranquilidad, beneficiarán nuestra salud física.

 

Herramientas para la reducción del estrés.

Relajación.

Una herramienta que optimiza nuestro funcionamiento puede ser la de relajación. Esta técnica de relajación fue desarrollada por el médico estadounidense Edmund Jacobson en la primera mitad del siglo XX, y aún al día de hoy es muy utilizada.

¿En qué consiste?

Consiste en ir relajando los grupos musculares del cuerpo de manera progresiva, como si se tratase del recorrido de un pequeño tren imaginario. Es un ejercicio muy útil para reducir la ansiedad relacionada con procesos físicos como el deporte o el seguimiento de horarios estrictos. Sin embargo, hacerlo te llevará tiempo, por lo que nos debemos de asegurar que disponemos del necesario para evitar distracciones.

¿cómo realizarla?

Calcule 15 minutos para realizar este ejercicio.

Para realizar esta técnica de relajación, sigue estos pasos:

1.           Túmbate o siéntate en un lugar cómodo, haciendo que piernas y brazos estén en paralelo. Si decides sentarte, haz que las palmas reposen sobre tus muslos. Puedes usar grabaciones con sonidos relajantes y cierra los ojos.

2.           Dedica unos segundos a respirar profundamente con el diafragma.

3.           Concéntrate en las sensaciones que te produce tu pie derecho. Visualízalo mediante la imaginación y, cuando notes que toda tu atención está puesta en él, contrae con fuerza los músculos de esa parte del cuerpo haciendo que tu pie se tense durante 5 segundos.

4.           Vuelve a hacer que todos los músculos del pie queden totalmente relajados. Concentra tu atención en la sensación de calma que te produce esa parte del cuerpo durante unos 20 segundos.

5.           Repite este proceso con tu otro pie, los gemelos y los muslos de cada una de las piernas, tu abdomen, los pectorales, los brazos, las manos, la espalda, el cuello, la mandíbula, la cara y el cuero cabelludo.

6.           Respira profundamente durante 20 segundos y abre los ojos.

 

Herramientas para la reducción del estrés.

Respiración.

Otra herramienta sugerida es la de respiración con el diafragma. Muchas veces, el simple hecho de modificar el modo en el que respiramos hará que se desencadenen una serie de procesos en nuestro cuerpo que harán que la ansiedad disminuya significativamente. Esto, sumado al hecho de que las técnicas de relajación relacionadas con la respiración son muy fáciles de realizar, hace que la respiración diafragmática sea un ejercicio ideal para iniciarse.

 

¿en qué consiste?

El objetivo de esta técnica es hacer que aprendamos a prestar atención a nuestra respiración y que nos entrenemos para llegar a respirar de manera óptima, haciendo que el abdomen tenga más protagonismo que el pecho.

¿cómo realizarla?

Calcule 15 minutos para realizar este ejercicio.

Los pasos a seguir para realizar esta técnica son los siguientes:

1.           Túmbate en una superficie plana mirando hacia arriba y manteniendo una postura recta, aunque sin contraer los músculos. También puedes sentarte en una silla haciendo que tus muslos estén paralelos y formen un ángulo de 90 grados respecto al tronco.

2.           Pon la palma de una de tus manos sobre el pecho y la otra sobre tu abdomen. Durante 20 segundos, dirige tu atención hacia cómo la respiración hace que estas dos zonas se muevan. 

3.           El hecho de que el pecho se mueva mucho más que el abdomen es un signo de respiración superficial, que hace que muchas veces nos falte oxígeno aunque no nos demos cuenta de ello.

4.           Durante un mínimo de 3 minutos, debes guiar tu respiración para hacer que la mano que reposa sobre el abdomen se mueva más que la que hay sobre el pecho. Para conseguirlo, inhala profundamente por la nariz durante unos 5 segundos y mantén el aire en la zona del vientre durante un par de segundos. Luego, exhala por la boca durante otros 5 segundos.

 

Estar sin estar

Con frecuencia, nuestro diálogo interior nos priva de vivir el momento presente. Percibimos la realidad a través de un filtro de pensamientos y emociones, no sólo a través de nuestros sentidos. Tanto que automatizamos gran parte de nuestras acciones. Nos bañamos pensando en qué haremos durante el día, saludamos a nuestra pareja pensando qué haremos para cenar o recreamos mentalmente escenarios catastróficos de la pandemia COVID-19 sentados en el sofá. 
Estamos aquí pero nuestra mente está en otro lugar, pero... ¿Cómo es esto posible?

La mente tiene mucha tendencia a distraerse. Le gusta saltar de un lado a otro, no sólo hacia el pasado y el futuro sino también hacia el mundo de la fantasía, como advierte la escritora Jan Chozen Bays. Muchos autores comparan esta característica de la mente con un mono que salta de rama en rama (“monkey mind”). Otros la comparan con sitios tipo “YouTube” donde los videos se enlazan con otros parecidos en una cadena incesante.

·         Nuestra mente es como un pequeño mono al que le gusta deambular de rama en rama, saltando de una a otra cosa.

·         Le gusta balancearse constantemente entre el pasado y el futuro.

·         Invita a ese pequeño mono a descansar por un  momento y solo respira.

Herramientas para la reducción del estrés. El mindfulness o la atención plena.

¿Por qué “estar sin estar”?

Deja de darle a tu mente de mono opiniones constantes, por ejemplo, juzgar, hacer comparaciones, quejarse de todo y por todo, etc., y pídele que por un momento ponga atención a su respiración. Esto la calmará y te traerá de vuelta al momento presente.

En algún momento, hemos escuchado sobre la meditación y probablemente sobre los beneficios que pueden obtenerse al practicarla. Pero... ¿Qué es?

a.- ¿Qué es? Igual que corremos o vamos al gimnasio para entrenar el cuerpo, la meditación es el campo de entrenamiento de nuestra mente. Observamos nuestros pensamientos y regresamos a la mente hacia nuestro objeto de meditación, por ejemplo, la respiración o el cuerpo

b.- ¿cuál es su finalidad? Con la práctica, vamos entrenando a la mente a que esté donde nosotros queremos que esté, no donde ella quiera ir. Dicho en otras palabras, podemos observar nuestros pensamientos sin dejarnos arrastrar por ellos. Podemos entrenarnos a sentir nuestras emociones, sin rechazarlas y sin sobre identificarnos con ellas.

No es lo mismo estar ansioso que tener un ataque de pánico, ni es lo mismo sentir ira que tener un ataque de furia. Podemos convivir con lo que sea que estemos experimentando sin desbordarnos; sintiendo nuestras sensaciones corporales; dejando de alimentar los pensamientos que no nos hagan bien y acompañándonos de una herramienta imprescindible: la respiración.

 

c.- ¿cómo puede ayudar? En palabras de Vidyamala Burch -creadora del programa MBPM Mindfulness y Compasión para el dolor y para el estrés- el entrenamiento que hacemos en la meditación o la práctica de Mindfulness nos permite vivir atentos a nuestras sensaciones, emociones y pensamientos. Si sabemos lo que está pasando en el momento, entonces podemos elegir cómo responder a esa experiencia. Así que el resultado de ser mindful significa que tienes la sensación de vivir una vida donde estás eligiendo cómo quieres vivir en cada momento.

d.- Ejemplo: Si estamos en nuestro coche y alguien nos pega por detrás, podremos ver que llega un pensamiento con el siguiente contenido “¿Qué le pasa? ¿no sabe conducir? ¡me las va a pagar!”. Si estamos entrenados para dejar ir los pensamientos que no nos convienen, podremos soltarlo y bajar del coche diciendo “Buenas tardes, ¿está usted bien? veamos qué ha pasado”.

Probablemente sentiremos la tensión en nuestros músculos, la mandíbula apretada, el corazón acelerado y la respiración corta y rápida. Seguramente experimentaremos ira y frustración, pero podremos elegir no dejarnos arrastrar por nuestras emociones y pensamientos, dejando de alimentarlos, anclándonos en nuestras sensaciones corporales y en nuestra respiración. Si no podemos hacer este ejercicio en la meditación, espacio de silencio libre de riesgos, difícilmente podremos hacerlo cuando un coche nos pegue por detrás y la experiencia esté a flor de piel. 

 

Aunque la meditación es milenaria, existen más de 20 años de evidencia científica sobre los efectos de ella.

a.- ¿Cuáles son sus beneficios?: Sus beneficios han sido demostrados en la gestión del dolor crónico, la mejora de la memoria, la creatividad, la capacidad de atención y la resiliencia, el aumento de la inteligencia emocional, la ansiedad, el estrés, la depresión, el agotamiento e irritabilidad, el tratamiento de las adicciones, el funcionamiento del sistema inmunitario, el retraso en el envejecimiento celular y la resiliencia cromosómica, la salud cardíaca y el control glucémico, entre otros. 
 
Múltiples programas basados en meditación han sido sistemáticamente evaluados para documentar estos efectos.

b.- ¿cómo aprender a meditar?: Sólo por un momento, te sugerimos hacer un alto en tus actividades. Date la oportunidad de hacer una pausa en todo lo que estés haciendo dale play a los siguientes audios:

https://soundcloud.com/user-564632035/sets/recursos-de-mindfulness

https://soundcloud.com/user-564632035/sets/recursos-de-mindfulness

 

¡Ánimo, te esperamos de vuelta para finalizar tu curso!
Si esto te gusta, puedes acceder a múltiples recursos de mindfulness en internet

 

c.- ¿Por qué es importante?: A través de la auto-observación, aprendemos a conocernos mejor y a “dominar” al caballo salvaje que parece a veces la mente, sobre todo en momentos difíciles como el que estamos viviendo. No podemos dejar de pensar, ¡generamos más de 60,000 pensamientos diarios! Pero sí podemos aprender a gestionar mejor nuestros procesos mentales para vivir una vida más plena y estar más presentes.

d.- ¿En dónde encontrar más opciones?: Si tienes oportunidad, busca un curso de mindfulness (¡muchos se ofrecen en línea!) o empieza una práctica de meditación. Algunos de los cursos que pueden ser útiles para ti son: MBPM Mindfulness y Compasión para el Dolor y para el Estrés, MSC Mindfulness y Autocompasión, MBSR Reducción del Estrés Basado en Mindfulness y MBCT Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness.


Todo aquello que decidamos hacer por el bienestar propio y de nuestros seres queridos, siempre será lo mejor.

 

Conclusiones:

Con base a lo revisado e el tema, podemos concluir que:

·         Existen cuatro tipos de autocuidado: Físico, emocional, social, y espiritual.

·         El autocuidado físico, considera la identificación de emociones, la importancia del sueño, de la actividad física, de la alimentación sana y el descanso.

·         El conocimiento de nuestras emociones es importante porque nos hacemos responsables de ellas para cuidarnos y favorecer nuestro equilibrio.

·         Dedicar tiempo a nosotros mismos, para divertirnos o compartir con las personas con las que nos sentimos bien, nuestras necesidades físicas y emocionales se resuelven con mayor facilidad.

·         La espiritualidad se refiere a la presencia de comportamiento personales que expresan un sentido de relación con una dimensión trascendental o con algo mas que el presente y el yo.

 

¿Recuerdas los tipos de autocuidado? Identifica sus principales características en las cajas de texto inferiores y arrástralos al espacio que les corresponde.

·         Físico: Sueño, emociones, alimentación sana, decanso, actividad física

·         Emocional: observar el entorno, permitirnos sentir, identifica tus emociones, determinar necesidades, pide ayuda.

·         Social: Mantener comunicación, promover actividades de interacci´pon, tiempo para sí mismo, tiempo para contemplar el entorno.

·         Espiritual: has algo por alguien más, externar emociones, medita o imagina.

¿Recuerdas los tipos de autocuidado? Identifica sus principales características en las cajas de texto inferiores y arrástralos al espacio que les corresponde.

·         Exhalar e inhalar, ejercicio de respiración: Consiste en aprender a prestar atención a la respiración y  nos entrenemos para llegar a respirar de manera óptima.

·         MINIFUNDES/ Meditación. Consiste en entrenar a la mente para que esté donde nosotros queremos que esté, no donde ella quiere ir.

·         Ejercicio de relajación , consiste en ir relajando los grupos musculares del cuerpo de manera progresiva.