Bienestar psicosocial en el ambiente
laboral y nueva normalidad
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III. Riesgos psicosociales en la persona y sus
efectos.
Introducción:
¿Cómo? afecta?
El ambiente en el que trabajamos, las condiciones y las características de
nuestro trabajo, asociado a lo que sucede ahí, va a tener un efecto en
nosotros, que puede generarnos algún tipo de problema que nos lleve a no rendir
igual y a que nuestra salud física o mental se altere. Los riesgos
psicosociales pueden afectar nuestra forma habitual de funcionar y
desempeñarnos, influenciando también nuestra productividad en el trabajo.
Competencia
del tema:
Conocer los riesgos psicosociales en nuestro
contexto actual y sus efectos, para desarrollar acciones que lleven al
trabajador a un mejor desempeño y rendimiento en su puesto de trabajo.
Contenido:
Riesgo
psicosocial ¿altera mi equilibrio?
La primera reacción que nos saca de nuestro
equilibrio puede ser de estrés, como respuesta a un suceso, situación o el
llamado estresor, que es algo que nos afecta. Es importante recordar que cada
persona puede reaccionar de manera diferente ante el factor estresante, y
también que una persona puede tolerarlo más que otra. Entonces, debemos estar
alertas a lo que sucede en nuestro trabajo, con lo que hacemos, el ambiente,
así como las condiciones, para poder identificar si nos está afectando en
nuestro equilibrio y forma de funcionar, y de qué manera.
La forma en la que nos afectan los riesgos
psicosociales y nos desvían de nuestro equilibrio en el trabajo pueden ser de
distinto tipo, lo importante es darnos cuenta para poder hacer algo al respecto
y pedir ayuda en el momento adecuado y con la instancia adecuada también.
Los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo
pueden generar:
I .- Estrés:
A.- Estrés Laboral:
- Al ser la reacción del
organismo ante situaciones adversas, puede alterar nuestro equilibrio,
generando un malestar general y provocando taquicardia, sudoración
excesiva, frialdad u hormigueo de extremidades y sensación de vacío en el
estómago.
- También puede generar
reacciones psicológicas, como miedos, preocupaciones y pensamientos
negativos.
- El estrés es un factor que
puede facilitar o predisponer padecimientos mentales. Un estrés excesivo
y un manejo poco eficaz, nos puede llevar a presentar datos de ansiedad o
de depresión.
- Es indispensable identificar
el estrés en cada uno de nosotros. Qué impacto tiene y cómo me afecta en
mi equilibrio cotidiano y de funcionamiento.
B.- Estrés por COVID- 19:
- Actualmente, la pandemia de
la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) puede generar estrés en
todos, lo que se agrega a otros estresores ante los que podríamos estar
expuestos, como los del trabajo.
- Las reacciones con respecto
a una nueva enfermedad y lo que podría suceder pueden resultar abrumadores
y generar emociones fuertes como miedos, ansiedad y depresión, que serían
respuestas normales ante la situación, pero que nos afectan y nos desvían
del equilibrio también.
- Las medidas de salud pública
que se han tomado, como el distanciamiento social, aunque son necesarias
para reducir la propagación del COVID-19, pueden hacer que las personas se
sientan aisladas y en soledad. Es posible que aumente el estrés al
retornar al trabajo.
- El estrés durante el brote
de una enfermedad infecciosa puede en ciertos casos incluir reacciones
como: temor y preocupación por la salud y la salud de los seres queridos,
temor a infectarse, la situación económica o laboral. Así como lo que
viene para el futuro.
La forma en la que nos afecta el estrés es
distinta en cada persona, por lo que cada uno puede reaccionar de manera
distinta. Entonces, la manera en la que respondemos ante el estrés durante la
pandemia del COVID-19 puede depender de distintos factores:
·
1.- Nuestros
antecedentes:
·
2.- El apoyo
social de familiares y amigos
·
3.- La situación
financiera
·
4.- La salud y
antecedentes emocionales
·
5.- La comunidad
en la que vivimos y el apoyo social.
II.- Ansiedad:
Otra forma en la que nos desviamos de nuestro
equilibrio es la ansiedad, es decir, el estado de alerta ante una señal de
peligro.
Cuando la ansiedad se sale de estos
lineamientos y comienza a presentarse de forma repetitiva, con una alta
intensidad y una duración prolongada, puede clasificarse como un trastorno,
cuyo rasgo más común es el intenso malestar mental y la percepción de no tener
ningún control sobre lo que sucede o sucederá.
En este desequilibrio lo que vamos a observar
es un miedo a que algo malo nos suceda a nosotros o a alguien cercano. También
a que algo malo o catastrófico pueda suceder.
III.- Depresión:
Los problemas del ánimo son también elementos
que nos alternan en nuestro equilibrio.
Es más que tan sólo sentirse triste o tener un
mal día.
Cuando la tristeza dura por más de dos semanas
continua e interfiere con las actividades normales diarias, podríamos estar
hablando de un cuadro depresivo.
Se manifiesta en falta de energía, ánimo bajo,
falta de motivación para hacer las cosas que antes sí gustaban, poca capacidad
de disfrute, llanto fácil, desinterés, poco apetito, problemas de sueño, y en
ocasiones, ideas de muerte.
IV.- Problemas de sueño:
El sueño y dormir bien son parte de nuestro
estilo de vida en equilibrio. Los factores psicosociales pueden afectarlo, lo
que hace también que nos desviemos y perdamos el equilibrio.
Los problemas de sueño pueden ser hipersomnia o
insomnia, es decir, dormir de más o no dormir.
Las personas suelen manifestar alteraciones del
ciclo sueño-vigilia y sobre todo un problema con el descanso, es decir, el
sueño no es reparador o lo es sólo parcialmente.
Dormir mucho no es bueno, como tampoco dormir
demasiado poco. Cada persona puede necesitar un número diferente de horas para
descansar, pero lo que sí es cierto, es que es indispensable para poder
funcionar y para estar bien. Deben ser horas de calidad, no horas de estar en
la cama. Es decir, debe ser un sueño reparador.
V.- Agotamiento emocional:
Como producto del trabajo que realizamos,
podemos perder el equilibrio también al llegar al punto de un agotamiento
físico y emocional que nos afecte en nuestra forma de funcionar y de rendir en
nuestra labor diaria.
Es el agotamiento prolongado de la energía y se
caracteriza por le experiencia de cansancio emocional, sentimientos de baja
realización personal e insuficiencia, así como despersonalización. La respuesta
sintomática es similar a la depresión, produce malestares físicos diversos, así
como disminución en la motivación e involucramiento en el trabajo.
Como resultado del estrés laboral, puede
presentarse el síndrome de agotamiento que deriva en el desarrollo de actitudes
negativas hacia el trabajo, un pobre autoconcepto y la pérdida de interés por
los clientes.
¿cómo afecta?
- Hay un sobreesfuerzo, un
desarrollo de actitudes negativas, insensibilidad y respuestas inadecuadas
hacia los receptores del servicio.
- Una tendencia a evaluar el
propio trabajo de forma negativa.
- Podemos decir que es una
respuesta al estrés laboral crónico que aparece cuando las estrategias de afrontamiento
que suele emplear el individuo fallan.
VI.- Consumo de sustancias:
El estrés puede provocar que una persona
busque, como forma de resolver lo que le está sucediendo y por perder su
equilibrio, que abuse o se vuelva dependiente de sustancias como el alcohol, la
nicotina, drogas o fármacos, pero sus consecuencias pueden llegar hasta la
aparición de padecimientos como depresión o ansiedad.
Se inicia consumiendo alguna sustancia para
mitigar el malestar o el estrés.
Muchas veces el consumo atenúa la ansiedad, la
tristeza, los pensamientos negativos o de anticipación que van a generar
angustia.
Si se prueba el alcohol y se observa que ayuda
a relajarse y a sentirse mejor, la persona lo va a tomar como si fuera un tipo
de tratamiento para combatir sus malestares.
VII.- Problemas de alimentación:
Estos trastornos de la conducta alimentaria
pueden ocasionar cambios en el peso y en la salud de la persona. Se requiere de
la valoración por un especialista.
Los trastornos de la conducta alimentaria:
·
1.- Estrés
y el malestar emocional:
o Pueden generar trastornos de la conducta
alimentaria, que es otra forma de perder el equilibrio.
·
2.-
Conductas de riesgo:
o La persona puede empezar con conductas de
riesgo a un trastorno.
o Ejemplos: restringir, hacer ayunos y
preocuparse por el peso, la imagen y las calorías de los alimentos y lo que
pueden generar en su cuerpo.
o Pueden empezar, con la sensación de pérdida de
control al comer y comer de más, incluso sin tener hambre.
·
3.-
Alimentación emocional:
o Es el comer más por una necesidad emocional,
que fisiológica.
o Se busca llenar un vacío emocional, con
alimento.
VIII.- Lesiones ergonómicas:
La adopción de posturas forzadas, la
realización de trabajos repetitivos, la inadecuada manipulación manual de
cargas y la incorrecta aplicación de fuerzas durante las tareas laborales,
pueden dar lugar a trastornos musculoesqueléticos, que son formas de perder el
equilibrio en la salud física.
En el caso concreto del trabajo de oficina los
principales problemas ergonómicos son la movilidad restringida, las posturas
inadecuadas y, a nivel de elementos, la iluminación deficiente o los excesos
con el aire acondicionado y la calefacción.
·
Lesiones
musculoesqueléticas en hombros, cuello, manos y muñecas.
·
Problemas
circulatorios
·
Problemas de la
columna, que pueden llegar a convertirse en graves crónicos.
·
Síndrome de
túnel carpiano. (entumecimiento y hormigueo en la mano y el brazo)
·
Dolores de
cuellos y espalda.
·
Dolores de
cabeza episódicos o crónicos
·
Molestias o
dolores en hombros y piernas
·
Problemas
visuales.
IX.- Ausentismo/presentismo:
1.- Ausentismo:
Uno de los efectos también de no tener equilibrio o
haberlo perdido por la situación laboral, es el no asistir a trabajar.
- El ausentismo
laboral ha sido entendido como la no asistencia al trabajo por un
periodo de uno o más días laborales, considerado como una problemática de
salud con un creciente interés por su impacto en la calidad de vida, salud
mental del trabajador, economía y competitividad organizacional.
·
Es una problemática de salud pública
que presenta un creciente interés por su impacto nocivo en la economía, la
competitividad de las empresas y el desarrollo del talento humano, que afecta
de forma global la salud mental del trabajador, pues interfiere en el
despliegue óptimo de habilidades, conocimientos, destrezas, experiencias y
aptitudes de quienes se consideran el capital intelectual de la organización.
·
Existe una etiología multifactorial
del ausentismo laboral, reconociendo la interacción de variables individuales,
como la motivación, necesidades, valores, habilidades y conocimientos;
variables de tipo ocupacional, como el tipo de empresa, la actividad a
desempeñar, jornada laboral, métodos de producción y el tamaño de la planta
laboral; y variables relacionadas con la organización, como el clima laboral de
la empresa y las políticas institucionales.
2.- Presentismo:
No
rendir, no participar y no hacer lo que uno debe, es otro de los efectos de no
estar en equilibrio o haberlo perdido.
Consiste en acudir al trabajo, pero dedicando
una parte de la jornada a actividades que no guardan relación con las tareas
propias del puesto que se ocupa, entre las que se encuentran como más comunes
consultar páginas web y usar el correo electrónico. Puede ser también hacer llamadas
telefónicas o hacer cualquier otra actividad ajena al trabajo.
Durante el presentismo laboral el empleado se
encuentra en su puesto de trabajo, pero ausente en sus funciones.
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