miércoles, 14 de julio de 2021

Bienestar psicosocial en el ambiente laboral y nueva normalidad Parte 3

 

Bienestar psicosocial en el ambiente laboral y nueva normalidad

https://climss.imss.gob.mx/cursos/covid22/t1/

III. Riesgos psicosociales en la persona y sus efectos.

 

Introducción:

 

¿Cómo? afecta?

El ambiente en el que trabajamos, las condiciones y las características de nuestro trabajo, asociado a lo que sucede ahí, va a tener un efecto en nosotros, que puede generarnos algún tipo de problema que nos lleve a no rendir igual y a que nuestra salud física o mental se altere. Los riesgos psicosociales pueden afectar nuestra forma habitual de funcionar y desempeñarnos, influenciando también nuestra productividad en el trabajo.

 

Competencia del tema:

Conocer los riesgos psicosociales en nuestro contexto actual y sus efectos, para desarrollar acciones que lleven al trabajador a un mejor desempeño y rendimiento en su puesto de trabajo.

Contenido:

Riesgo psicosocial ¿altera mi equilibrio?

La primera reacción que nos saca de nuestro equilibrio puede ser de estrés, como respuesta a un suceso, situación o el llamado estresor, que es algo que nos afecta. Es importante recordar que cada persona puede reaccionar de manera diferente ante el factor estresante, y también que una persona puede tolerarlo más que otra. Entonces, debemos estar alertas a lo que sucede en nuestro trabajo, con lo que hacemos, el ambiente, así como las condiciones, para poder identificar si nos está afectando en nuestro equilibrio y forma de funcionar, y de qué manera.

La forma en la que nos afectan los riesgos psicosociales y nos desvían de nuestro equilibrio en el trabajo pueden ser de distinto tipo, lo importante es darnos cuenta para poder hacer algo al respecto y pedir ayuda en el momento adecuado y con la instancia adecuada también.

 

Los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo pueden generar:

I .- Estrés:

A.- Estrés Laboral:

  • Al ser la reacción del organismo ante situaciones adversas, puede alterar nuestro equilibrio, generando un malestar general y provocando taquicardia, sudoración excesiva, frialdad u hormigueo de extremidades y sensación de vacío en el estómago.
  • También puede generar reacciones psicológicas, como miedos, preocupaciones y pensamientos negativos.
  • El estrés es un factor que puede facilitar o predisponer padecimientos mentales. Un estrés excesivo y un manejo poco eficaz, nos puede llevar a presentar datos de ansiedad o de depresión.
  • Es indispensable identificar el estrés en cada uno de nosotros. Qué impacto tiene y cómo me afecta en mi equilibrio cotidiano y de funcionamiento.

 

B.- Estrés por COVID- 19:

  • Actualmente, la pandemia de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) puede generar estrés en todos, lo que se agrega a otros estresores ante los que podríamos estar expuestos, como los del trabajo.
  • Las reacciones con respecto a una nueva enfermedad y lo que podría suceder pueden resultar abrumadores y generar emociones fuertes como miedos, ansiedad y depresión, que serían respuestas normales ante la situación, pero que nos afectan y nos desvían del equilibrio también.
  • Las medidas de salud pública que se han tomado, como el distanciamiento social, aunque son necesarias para reducir la propagación del COVID-19, pueden hacer que las personas se sientan aisladas y en soledad. Es posible que aumente el estrés al retornar al trabajo.
  • El estrés durante el brote de una enfermedad infecciosa puede en ciertos casos incluir reacciones como: temor y preocupación por la salud y la salud de los seres queridos, temor a infectarse, la situación económica o laboral. Así como lo que viene para el futuro.

La forma en la que nos afecta el estrés es distinta en cada persona, por lo que cada uno puede reaccionar de manera distinta. Entonces, la manera en la que respondemos ante el estrés durante la pandemia del COVID-19 puede depender de distintos factores:

 

·         1.- Nuestros antecedentes:

·         2.- El apoyo social de familiares y amigos

·         3.- La situación financiera

·         4.- La salud y antecedentes emocionales

·         5.- La comunidad en la que vivimos y el apoyo social.

 

II.- Ansiedad:

Otra forma en la que nos desviamos de nuestro equilibrio es la ansiedad, es decir, el estado de alerta ante una señal de peligro.

Cuando la ansiedad se sale de estos lineamientos y comienza a presentarse de forma repetitiva, con una alta intensidad y una duración prolongada, puede clasificarse como un trastorno, cuyo rasgo más común es el intenso malestar mental y la percepción de no tener ningún control sobre lo que sucede o sucederá.

En este desequilibrio lo que vamos a observar es un miedo a que algo malo nos suceda a nosotros o a alguien cercano. También a que algo malo o catastrófico pueda suceder.

III.- Depresión:

Los problemas del ánimo son también elementos que nos alternan en nuestro equilibrio.

Es más que tan sólo sentirse triste o tener un mal día.

Cuando la tristeza dura por más de dos semanas continua e interfiere con las actividades normales diarias, podríamos estar hablando de un cuadro depresivo.

Se manifiesta en falta de energía, ánimo bajo, falta de motivación para hacer las cosas que antes sí gustaban, poca capacidad de disfrute, llanto fácil, desinterés, poco apetito, problemas de sueño, y en ocasiones, ideas de muerte.

IV.- Problemas de sueño:

El sueño y dormir bien son parte de nuestro estilo de vida en equilibrio. Los factores psicosociales pueden afectarlo, lo que hace también que nos desviemos y perdamos el equilibrio.

Los problemas de sueño pueden ser hipersomnia o insomnia, es decir, dormir de más o no dormir.

Las personas suelen manifestar alteraciones del ciclo sueño-vigilia y sobre todo un problema con el descanso, es decir, el sueño no es reparador o lo es sólo parcialmente.

Dormir mucho no es bueno, como tampoco dormir demasiado poco. Cada persona puede necesitar un número diferente de horas para descansar, pero lo que sí es cierto, es que es indispensable para poder funcionar y para estar bien. Deben ser horas de calidad, no horas de estar en la cama. Es decir, debe ser un sueño reparador.

 

V.- Agotamiento emocional:

Como producto del trabajo que realizamos, podemos perder el equilibrio también al llegar al punto de un agotamiento físico y emocional que nos afecte en nuestra forma de funcionar y de rendir en nuestra labor diaria.

Es el agotamiento prolongado de la energía y se caracteriza por le experiencia de cansancio emocional, sentimientos de baja realización personal e insuficiencia, así como despersonalización. La respuesta sintomática es similar a la depresión, produce malestares físicos diversos, así como disminución en la motivación e involucramiento en el trabajo.

Como resultado del estrés laboral, puede presentarse el síndrome de agotamiento que deriva en el desarrollo de actitudes negativas hacia el trabajo, un pobre autoconcepto y la pérdida de interés por los clientes.

¿cómo afecta?

  • Hay un sobreesfuerzo, un desarrollo de actitudes negativas, insensibilidad y respuestas inadecuadas hacia los receptores del servicio.
  • Una tendencia a evaluar el propio trabajo de forma negativa.
  • Podemos decir que es una respuesta al estrés laboral crónico que aparece cuando las estrategias de afrontamiento que suele emplear el individuo fallan.

 

VI.- Consumo de sustancias:

El estrés puede provocar que una persona busque, como forma de resolver lo que le está sucediendo y por perder su equilibrio, que abuse o se vuelva dependiente de sustancias como el alcohol, la nicotina, drogas o fármacos, pero sus consecuencias pueden llegar hasta la aparición de padecimientos como depresión o ansiedad.

Se inicia consumiendo alguna sustancia para mitigar el malestar o el estrés.

Muchas veces el consumo atenúa la ansiedad, la tristeza, los pensamientos negativos o de anticipación que van a generar angustia.

Si se prueba el alcohol y se observa que ayuda a relajarse y a sentirse mejor, la persona lo va a tomar como si fuera un tipo de tratamiento para combatir sus malestares.

VII.- Problemas de alimentación:

Estos trastornos de la conducta alimentaria pueden ocasionar cambios en el peso y en la salud de la persona. Se requiere de la valoración por un especialista.

Los trastornos de la conducta alimentaria:

·         1.- Estrés y el malestar emocional:

o   Pueden generar trastornos de la conducta alimentaria, que es otra forma de perder el equilibrio.

·         2.- Conductas de riesgo:

o   La persona puede empezar con conductas de riesgo a un trastorno.

o   Ejemplos: restringir, hacer ayunos y preocuparse por el peso, la imagen y las calorías de los alimentos y lo que pueden generar en su cuerpo.

o   Pueden empezar, con la sensación de pérdida de control al comer y comer de más, incluso sin tener hambre.

·         3.- Alimentación emocional:

o   Es el comer más por una necesidad emocional, que fisiológica.

o   Se busca llenar un vacío emocional, con alimento.

VIII.- Lesiones ergonómicas:

La adopción de posturas forzadas, la realización de trabajos repetitivos, la inadecuada manipulación manual de cargas y la incorrecta aplicación de fuerzas durante las tareas laborales, pueden dar lugar a trastornos musculoesqueléticos, que son formas de perder el equilibrio en la salud física.

En el caso concreto del trabajo de oficina los principales problemas ergonómicos son la movilidad restringida, las posturas inadecuadas y, a nivel de elementos, la iluminación deficiente o los excesos con el aire acondicionado y la calefacción.

·         Lesiones musculoesqueléticas en hombros, cuello, manos y muñecas.

·         Problemas circulatorios

·         Problemas de la columna, que pueden llegar a convertirse en graves crónicos.

·         Síndrome de túnel carpiano. (entumecimiento y hormigueo en la mano y el brazo)

·         Dolores de cuellos y espalda.

·         Dolores de cabeza episódicos o crónicos

·         Molestias o dolores en hombros y piernas

·         Problemas visuales.

 

IX.- Ausentismo/presentismo:

1.- Ausentismo:

Uno de los efectos también de no tener equilibrio o haberlo perdido por la situación laboral, es el no asistir a trabajar.

  • El ausentismo laboral ha sido entendido como la no asistencia al trabajo por un periodo de uno o más días laborales, considerado como una problemática de salud con un creciente interés por su impacto en la calidad de vida, salud mental del trabajador, economía y competitividad organizacional.

·         Es una problemática de salud pública que presenta un creciente interés por su impacto nocivo en la economía, la competitividad de las empresas y el desarrollo del talento humano, que afecta de forma global la salud mental del trabajador, pues interfiere en el despliegue óptimo de habilidades, conocimientos, destrezas, experiencias y aptitudes de quienes se consideran el capital intelectual de la organización.

 

·         Existe una etiología multifactorial del ausentismo laboral, reconociendo la interacción de variables individuales, como la motivación, necesidades, valores, habilidades y conocimientos; variables de tipo ocupacional, como el tipo de empresa, la actividad a desempeñar, jornada laboral, métodos de producción y el tamaño de la planta laboral; y variables relacionadas con la organización, como el clima laboral de la empresa y las políticas institucionales.

 

 

 

2.- Presentismo:

No rendir, no participar y no hacer lo que uno debe, es otro de los efectos de no estar en equilibrio o haberlo perdido.

Consiste en acudir al trabajo, pero dedicando una parte de la jornada a actividades que no guardan relación con las tareas propias del puesto que se ocupa, entre las que se encuentran como más comunes consultar páginas web y usar el correo electrónico. Puede ser también hacer llamadas telefónicas o hacer cualquier otra actividad ajena al trabajo.

Durante el presentismo laboral el empleado se encuentra en su puesto de trabajo, pero ausente en sus funciones.

 

 

 

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